¿Siempre has estado interesada en dedicarte a conducir coches?
Fue una progresión natural. En el bachillerato repartía pizzas, un trabajo de conducir dominado por hombres. Cuando me mudé a Seattle para ir a la escuela de arte, trabajé en un videoclub de Blockbuster y después como aparcacoches en un hotel. Al final, de alguna manera, terminé combinando ambos mundos: conduciendo y trabajando en películas.
¿Cómo pasaste de aparcacoches a especialista de cine?
Cuando trabajaba en el hotel de Seattle, un equipo de rodaje de Los Ángeles se alojaba allí. Después de verme manejar los coches por el hotel, el director del rodaje me preguntó si alguna vez había pensado en conducir para ganarme la vida. Mi respuesta fue "bueno, es lo que hago aquí". Pero siguió: "No, me refiero a la publicidad y la televisión". En ese momento ni siquiera sabía que eso era un trabajo.
Después me invitó a la sesión como asistente de producción para que pudiera ver el coche cámara, el del rodaje y a los conductores especialistas. Aproveché la oportunidad y le pagué 40 dólares a compañero para que hiciera mi turno de la mañana, así podría pasar más tiempo con el equipo.
Me gustaba mucho trabajar en el hotel por la gente con la que estaba y no me resultó fácil irme de allí. Pero conocí a un equipo de rodaje en el que todo el mundo era muy amable y pensé “esto es algo que tal vez podría hacer”. Me gusta todo este grupo. Cuatro meses después volé a Los Ángeles.
¿Y fue entonces cuando empezaste tu entrenamiento de conductora especialista?
Sí. Fui a la escuela de Rick Seaman. Me dijeron que sería mejor que la gente supiera que tengo experiencia con ciertas maniobras como las de 90 grados y 180 grados.
Era un curso de tres días y no dejaba de pensar: "No quiero mudarme a Los Ángeles si soy mala en esto". Afortunadamente, al final de los tres días, los instructores de la escuela dijeron: "Deberías mudarte aquí y dedicarte a esto". Y lo hice.
Sin embargo, los primeros tres años en Los Ángeles los pasé como asistente personal en anuncios, para aprender, y gasté todo lo que ganaba en hacer algún tipo de capacitación para conducir. Por nada del mundo quería que, si me contrataban, no pudiera hacer lo que me pidieran. Llegar allí y decir: "No sé cómo hacer eso" sería inaceptable para mí.
¿Dirías que estás en una búsqueda constante de la perfección?
Sí. Porque quiero ser una buena especialista, no una buena especialista femenina. Siempre estoy tratando de mejorar mi técnica. Ese es básicamente mi trabajo. No quiero protagonizar un vídeo de un fallo que se vuelve viral en YouTube.
¿Algún momento especial?
Uno de los primeros grandes trabajos en los que mi mentor, Brent Fletcher, me puso a trabajar fue en un anuncio de Domino's, donde el repartidor de pizzas va por lo que parece ser la ciudad Gotham de Batman. Fue justo en el momento en que salió la película “El caballero oscuro”. Le perseguía y le embestía el coche del Joker.
Había trabajado en anuncios durante años con presupuestos medianos. Pero aquel era enorme, parecía que estábamos en una película. Hasta el día de hoy sigue siendo uno de los rodajes más intensos que he hecho.
Conduces todo tipo de coches en su trabajo pero, ¿qué tienes en tu garaje?
Bueno, tengo un 911 Carrera Serie G de 1986 con parachoques IROC. Se parece un poco a un 964, no me gusta el aspecto de los parachoques de fuelle, prefiero un aspecto aerodinámico. Y luego tengo un Macan, porque las calles de por aquí son de muy mala calidad y absorbe muy bien los baches.
¿Por qué Porsche?
Porque son geniales. Me interesé en probar una disposición diferente después de tener varios deportivos con motor delantero y tracción trasera. Así que me fui al motor central con tracción trasera de un Cayman GTS, mi iniciación en Porsche.
Sin embargo, no soy el tipo de mujer a la que le gusta que le vean en un coche nuevo, así que lo tuve durante cuatro meses y sólo lo conducía los sábados y domingos a las seis de la mañana. Luego lo aparcaba a las nueve para no llamar la atención.
Al final decidí cambiarlo por un Macan, que tiene muchas de las características del Cayman pero que es un poco más discreto. Lo uso sobre todo para ir al trabajo y para viajes por carretera, pero es sorprendentemente divertido.
¿Pero tu viejo 911 es tu verdadero amor?
Sí. Aunque al principio fue un poco una relación de amor/odio, porque cuando lo recibí toda la transmisión necesitaba ser reconstruida. Pero cuando lo arreglaron, me fui a un viaje de 1.000 millas con mis amigos, a Big Sur, para acampar. Fueron 1.000 millas en tres días, evitando las autopistas y sólo usando carreteras secundarias.
Nunca he probado un coche que se pueda conducir así, con el motor a 4.500-5.000 rpm durante horas y horas, mientras que en el exterior hay casi 45 grados. Fue una verdadera paliza para el coche y lo mejor es que la aguja de la temperatura nunca pasó de la mitad. Y esto lo repetimos cada año al juntarnos un grupo de 20, la mayoría a bordo de modelos tipo 911 clásicos, 356 o 912.
¿Qué le has hecho al 911?
Mucho. Lo primero que cambié fue el diferencial. Me encantan los diferenciales autoblocantes, porque me gusta cómo responde el coche; en circuito, el comportamiento al levantar el pie del acelerador es asombroso. También he modificado toda la suspensión para que esté más bajo, aunque hace que sea difícil salir del garaje de casa. Y tenía un splitter que he recortado un poco para que sea más práctico. También hay nuevos soportes de motor, un nuevo escape y llantas negras y planas Fifteen52. Me encanta que el coche no tenga cromo.
¿Qué es lo siguiente para ti?
En mi profesión puedes estar temporadas enteras sin trabajo o que alguien te llame hoy para empezar a trabajar mañana. De hecho, es justo lo que me ha sucedido esta misma mañana.
¿En cuanto a coches? El Macan es genial para las calles de mi vecindario, pero el 911 Carrera del 86 es ruidoso, huele a gases de escape y parece un coche de carreras áspero y duro. No soy la típica chica de coches nuevos, me gusta más bien el carácter de un Porsche antiguo y rudo.
